miércoles, 25 de febrero de 2009

Bolivia... otro día más

Hace varios días que no escribo, porque no encuentro aliciente para hacerlo; sobre todo si de comentar sobre las noticias bolivianas se trata.

Esta sandía carnavalera de la realidad boliviana, tiene más pepas híbridas que jugo y la maduración a la que la indujeron por la fuerza (con papel periódico), termina por hacer explotar las últimas extrapolaciones que puedo hacer sobre el tema y que entre paréntesis, nos tiene sometidos en una metódica agonía.

¿Se han percatado –por ejemplo– de lo interesante de la pronunciación de algunas siglas? por ejemplo la “NCPE”; cuidado! se debe leer “nueva cepe-é y no “se pée” porque existe un abismo enorme entre el cepe (hormiga negra, típica del oriente boliviano) con pretensiones virtuales (-e) y la acción de liberar gases, mediante las posaderas que entre aplauso y aplauso, redimen las tensiones.

He aquí otra galaxia de extrapolaciones: la hormiga negra virtual y las posaderas que permiten un ventoseo liberador, tema que lo dejo librado a los de mente ágil, no domesticada, ni castrada por la bulla de la gente.

Entre ventoseos y cepe-e
El matutino paceño La Prensa, publicó esta mañana una nota sobre las atribuciones legislativas demandadas por el Conamaq (Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyu) y negada por la NCPE (aprobaba el 25 de enero pasado), porque menciona como ámbito autonómico, sólo el autogobierno (“ejercicio de la libre determinación de las naciones y los pueblos indígena originario campesinos, cuya población comparte territorio, cultura, historia, lenguas y organización o instituciones jurídicas, políticas, sociales y económicas propias”)

La formación de los nuevos territorios indígenas (recuerde que llevamos 183 años de vida republicana y que mucho de la geografía, previa a la conformación de la República, fue modificada por cuestiones sociológicas, históricas y antropológicas), deberán cumplir con requisitos interesantes, porque develan la inclusión abstracta de lo indígena, con exclusión concreta del colectivo social indígena, por el copamiento que hacen otros actores (nuevos en la geografía política boliviana): los cancilleres onegenistas, una casta de asesores frustrados y rebalsados de los gobiernos neoliberales.

Los Requisitos: 1) presentar el acta de conformidad del Consejo de Autoridades Originarias del Suyu, Marka y Jatun Ayllu (con la expresión explícita de querer formar esa unidad territorial); 2) acreditar, a través de un censo, su base demográfica; 3) hacer un estudio socio-antropológico y etnohistórico de su identidad y territorio.

Por el lado de los cepe-e y las pepas, resulta ahora que no sólo interponen requisitos concedidos (observadores internacionales y que la sede de los encuentros con el gobierno nacional, sea en Santa Cruz u otro departamento fuera de La Paz), sino también la condición del cese a las detenciones en Pando.

Si hubiera un baile que definiera lo que hacemos en Bolivia, de seguro que no sería el tango, porque el tango es un baile de seducción; acá bailamos en un cuadrilátero piojoso, las pretensiones de lucha libre, donde todo vale y nada sale.

Lo que siento es un desencanto: por la sandía llena de pepas y el ventoseo al que somos sometidos, sin ninguna vergüenza, gozando de una caradurez que raya en el insulto.

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