viernes, 28 de agosto de 2009

La versión en reversa

Recuerdo haber pensado (en la época en la que la denominada “media luna” dominaba el escenario político – discursivo): ¿cómo terminará el tema de la Refundación de Bolivia?; así como va, ¿dónde gobernará Evo Morales: en La Paz, Oruro y Potosí solamente?

Recuerdo haber advertido también, a colegas y amigos, que si las reivindicaciones del oriente (la federalización del Estado boliviano) no subían a la superficie, quería decir que otro objetivo la definía y que terminaría mal (para todos), porque se instalaría la intolerancia en todas sus expresiones.

Observando esta semana las campañas políticas, con miras a las elecciones de diciembre, (que de política no tiene nada porque es un circo gigante sin carpa: donde se ve todo el desorden, la improvisación y las negociaciones del orden de la función), me llama la atención la misma actitud “intolerante” y “separatista” (como la llamarían los socios–ministros–arrependitos–del–neoliberalismo del Gobierno nacional) a “cierta” dirigencia alteña y paceña, que impide la campaña a partidos políticos que no simpatizan con el MAS.

¿En qué momento rompimos el espejo, ¿quién lo rompió?, ¿a quién beneficia el que tengamos el espejo roto?

“Siento” que Bolivia es sólo occidente, no oriente, aunque sean iguales y se conduzcan de la misma manera.

“Siento” que la descalificación del adversario, no es suficiente para justificar la misma actitud en nuestros actuales gobernantes.

“Siento” que me resisto a esta versión en reversa, de la malicia y perversidad con la que llegamos (a la cúspide) con Sánchez de Lozada.

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