En un acto oficial, pasaron por enésima vez -conmerando la pérdida de territorio boliviano en la Guerra del Pacífico- las cenizas de Eduardo Avaroa.
El hecho no deja de ser sintomático: por un lado, por la reiteración del ritual hipócrita, frente a la necesidad histórica boliviana de tener acceso al mar, sobre la que ningún Gobierno nacional, ni FFAA., asumen ni responsabilidad, ni empeño; por otro lado, por lo patético que resulta el ritual en sí: trasladar una cajita de cenizas de un “héroe” cuya talla todavía se mantiene bajo el tabú del tema.
Toda la geopolítica marítima boliviana, reducida a una cajita de cenizas de Eduardo Avaroa, que pasea, con pompa y fanfarria incluida, todos los 22 de marzo, indefectiblemente, en un ritual machaconamente reforzador de lo que implica en el imaginario colectivo y en el sentido social de construcción de la realidad geopolítica y política de nuestras autoridades.
Las patéticas cenizas de un personaje solitario y ausente de contenido y narrativa; diluyente en el análisis de su contenido histórico; un nombre no oficial de ningún organismo de Defensa del Estado, lo que lo hace más bochornoso para el acto conmemorativo y el ritual de quienes lo convocan y lo ejecutan.
130 años de avance insignificativo en procura de recuperar la costa pacífica, excepto la reiteración del ritual de las cenizas que se pasean por calles y avenidas, todos los 22 o 23 de marzo de cada año.
130 años de arrastrar vergüenza, que caben en una cajita de cenizas... por lo menos hemos logrado que Chile nos pague el 50% del agua del Silala que consume desde hace ñaupas; en fin, otra fecha para recordar.
lunes, 23 de marzo de 2009
jueves, 12 de marzo de 2009
Con relación de 5 a 1
Cuando las personas “se sacan”, suelen ser casos de psicología o psiquiatría; cuando los gobernantes se sacan –en Bolivia–, les toca “un comité de ética” formado por ellos mismos, o el largo, escabroso e infinito proceso del “juicio de responsabilidades”, con más entradas (en todos los sentidos) que salidas y un eterno sentimiento a nada.
Creo que entre las prácticas políticas más dañino para el colectivo social boliviano, es el cinismo y la apología del delito que últimamente practican las autoridades municipales, departamentales y nacionales.
Desde Percy Dengue Dengue, hasta las “explicaciones”, razones o justificaciones de la toma de la residencia Cárdenas, las construcciones discursivas de estos políticos, deberían ser objeto de estudio de semiólogos (por lo creativo de la construcción de la realidad desde el discurso), de psicólogos y psiquiatras (por lo intrincado de las relaciones morbosas que nos plantean a los ciudadanos)
Ya lo decía el bigotón Azcargorta: “como se juega en el fútbol, se vive”; y si es como nos fue con el seleccionado de México (5 para los charros y 1 para los bolis) sin que medie campeonato, precampeonato, o eliminatoria (nunca superamos las eliminatorias), con razón nos la charlan los técnicos.
Una de dos: o cambiamos de deporte favorito, o nunca más asistimos a los partidos de fútbol, hasta que los jugadores sean profesionales y respeten a la hinchada.
Creo que entre las prácticas políticas más dañino para el colectivo social boliviano, es el cinismo y la apología del delito que últimamente practican las autoridades municipales, departamentales y nacionales.
Desde Percy Dengue Dengue, hasta las “explicaciones”, razones o justificaciones de la toma de la residencia Cárdenas, las construcciones discursivas de estos políticos, deberían ser objeto de estudio de semiólogos (por lo creativo de la construcción de la realidad desde el discurso), de psicólogos y psiquiatras (por lo intrincado de las relaciones morbosas que nos plantean a los ciudadanos)
Ya lo decía el bigotón Azcargorta: “como se juega en el fútbol, se vive”; y si es como nos fue con el seleccionado de México (5 para los charros y 1 para los bolis) sin que medie campeonato, precampeonato, o eliminatoria (nunca superamos las eliminatorias), con razón nos la charlan los técnicos.
Una de dos: o cambiamos de deporte favorito, o nunca más asistimos a los partidos de fútbol, hasta que los jugadores sean profesionales y respeten a la hinchada.
miércoles, 4 de marzo de 2009
Percy ptztztz: Dengue, dengue
No sé de qué se sorprende la gente, con las declaraciones del Alcalde que tenemos en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra; capital que ahora deberá llamarse Santa Cruz del Dengue... camba blandengue.
Este personaje incrustado en la Alcaldía, no sólo monta un show de desquiciamiento para decir lo que se le sale por la boca sin ningún atajo; sino que además –como sus exabruptos– desborda en INEPTITUD por los canales de drenaje: maternidad del Dengue y los basureros municipales: agujeros negros de sanidad y salubridad pública.
Las bellacadas, las onomatopeyas denigrantes, los manoseos de Percy, que buscan intimidar al periodista para que no le haga preguntas molestas o reveladoras, son directamente proporcionales a la permisividad con que lo dejamos actuar, periodistas y público en general.
No deja de sorprenderme, cada vez que éste fulano nos insulta, la complicidad de funcionarios de la Alcaldía, que con risa burlona y a media mueca, miran para un costado como si no fuera con ellos, como si la humillación de un ser humano no es con su especie y para colmo, se suman al registro morbosos de los camarógrafos, la curiosidad de los telespectadores.
Del mismo modo como se tipifican los crímenes de lesa humanidad, del mismo modo deberíamos tipificar, escrachar y repudiar el insulto, la sorna, el manoseo y la grosería de las autoridades de gobierno (municipal, departamental y nacional) a periodistas y a las personas que cuestionamos a las autoridades; porque, por si no lo sabías Percy ptztz Dengue Dengue, es tu DEBER, dar cuantas explicaciones te pidamos sobre tu gestión, (los periodistas y los ciudadanos) que ejercemos ciudadanía, porque es nuestra plata la que administrás.
Este personaje incrustado en la Alcaldía, no sólo monta un show de desquiciamiento para decir lo que se le sale por la boca sin ningún atajo; sino que además –como sus exabruptos– desborda en INEPTITUD por los canales de drenaje: maternidad del Dengue y los basureros municipales: agujeros negros de sanidad y salubridad pública.
Las bellacadas, las onomatopeyas denigrantes, los manoseos de Percy, que buscan intimidar al periodista para que no le haga preguntas molestas o reveladoras, son directamente proporcionales a la permisividad con que lo dejamos actuar, periodistas y público en general.
No deja de sorprenderme, cada vez que éste fulano nos insulta, la complicidad de funcionarios de la Alcaldía, que con risa burlona y a media mueca, miran para un costado como si no fuera con ellos, como si la humillación de un ser humano no es con su especie y para colmo, se suman al registro morbosos de los camarógrafos, la curiosidad de los telespectadores.
Del mismo modo como se tipifican los crímenes de lesa humanidad, del mismo modo deberíamos tipificar, escrachar y repudiar el insulto, la sorna, el manoseo y la grosería de las autoridades de gobierno (municipal, departamental y nacional) a periodistas y a las personas que cuestionamos a las autoridades; porque, por si no lo sabías Percy ptztz Dengue Dengue, es tu DEBER, dar cuantas explicaciones te pidamos sobre tu gestión, (los periodistas y los ciudadanos) que ejercemos ciudadanía, porque es nuestra plata la que administrás.
martes, 3 de marzo de 2009
Bolivia: diseñada para boicotear
A la publicación de una noticia en un matutino nacional, es imposible no escribirle algunas líneas de opinión personal. He aquí la redacción periodística:
“Una encuesta patrocinada por el Fondo para la Democracia de Naciones Unidas (Undef, en inglés) revela que el 68 por ciento de los bolivianos se considera mestizo frente al 62 por ciento de la población que en el Censo de 2001 declaró su pertenencia a alguna de las etnias bolivianas…
“Frente a esas conclusiones –continúa la nota de prensa–, la encuesta muestra que dos tercios del total de consultados se reconocen como mestizos; en cambio, solamente el 20 por ciento dice ser indígena-originario y el 5 por ciento se autoidentifica como blanco…
“El informe –sigue la nota– también señala que un 44 por ciento de los encuestados dice ‘sentirse parte’ de algún pueblo originario. Según los promotores del estudio, este dato muestra que los bolivianos ‘no ven contradictorio’ ser mestizo y al mismo tiempo pertenecer a alguna cultura indígena, principalmente quechua y aymara, las más importantes en el país. En cualquier caso, una amplia mayoría de los encuestados considera prioritaria la identidad nacional frente a lo indígena o lo regional…
“Así, un 76 por ciento –dice el matutino nacional– ve más importante “ser boliviano” que indígena y un 82 lo valora por encima de la identidad regional.” (La prensa: http://www.laprensa.com.bo/noticias/03-03-09/03_03_09_poli1.php)
Se me ocurren varias interpretaciones sobre el tema (ninguna teórica, ni académica, ni letrada)
La primera: es como si nos viéramos en un espejo y nos sorprendiéramos del volumen y la dimensión de lo que se ve reflejado (68% se considera mestizo ahora, frente al 62% que se consideraba de alguna étnica en el Censo de 2001)
La segunda, corolario de lo anterior, tiene que ver con las consignas que solemos seguir ciegamente los bolivianos, porque carecemos de instrucción cívica (incluyendo a TODOS los presidentes de los Comités Cívicos) y de pronto, cuando cambian las circunstancias (las consignas), opinamos incluso lo antagónico.
La tercera, es que si tenemos que guiarnos por la opinión generalizada, con razón la política del entusiasmo compulsivo, ahonda el acelerado subdesarrollo de Bolivia.
La cuarta, merece un exabrupto como: ¿qué ca...”pí”!, hacemos con los “pí” artículos de los privilegios indigenistas en la nueva CPE?
Hasta ahora he visto un país fatigado en consolidar su “diseño para boicotear”; como la absurda idea de no reactivar molinos de trigo, porque pertenecen a los “ricos” y preferir importar harina desde Argentina (los guachos chochos porque tienen bolivianos que les compran sus remanentes de los commoditties), indirectamente refuerzan el modelo neoliberal de globalización del mercado y boicotean el circuito económico nacional.
El diseño del boicot, refleja después, porcentajes como el de la nota, porque la práctica (el boicot) se institucionaliza cada vez que los comités cívicos, los gremios, los movimientos sociales, las instituciones, los gobiernos municipales, departamentales y nacional, operan de manera corporativa (se acomodan y se protegen, en detrimento del colectivo social, del Bien Común)
Un país de boicot exige que nos acostumbremos –como dijo García Lineras– no sólo a la presencia de los militares en función de policía y ministerio del interior sobre nuestras calles, sino también a los espejos que mostrarán, en encuestas y estudios serios como el de UNdef, lo distorsionado de nuestro país.
Un país de boicot exige que nos traguemos sapos y culebras, que votemos como borregos: por el Sí o por el No, para hacernos aprobar constituciones, leyes y estatutos a medias y amarrados: concesiones mayores que el plato de lentejas bíblico (pérdida de la primogenitura)
Un país de boicot vive y se alimenta de la práctica del espejo distorsionado, del espejo de las consignas, del espejo de los regionalismos y los prejuicios.
Si ayer un 62% dijimos que éramos pertenecientes a alguna étnia y ahora un 68% (de los mismos bolivianos) decimos que somos mestizo, simple y llanamente en alguna parte nos engañamos, en alguna parte nos auto-boicoteamos y nos boicotean.
La primera condición para ser Nación boliviana, es que nos miremos al espejo, nos reconozcamos y nos aceptemos: con la verruga y la nariz torcida; que nos tratemos bien y no mal como hasta ahora, donde incluso el Dengue se campea como perro por su casa, por la ausencia, ineficiencia, cinismo, improvisación y falta de respeto por parte de las autoridades, que no encuentran ningún freno: ni de rechazo, ni de molestia, ni de reclamo de parte nuestra (con esta actitud poco cívica, reforzamos su práctica corporativa)
Los porcentajes cambiantes de las encuestas que vengan, seguirán corroborando un estado de ineficiencia colectiva y una vocación por el reforzamiento al boicot.
“Una encuesta patrocinada por el Fondo para la Democracia de Naciones Unidas (Undef, en inglés) revela que el 68 por ciento de los bolivianos se considera mestizo frente al 62 por ciento de la población que en el Censo de 2001 declaró su pertenencia a alguna de las etnias bolivianas…
“Frente a esas conclusiones –continúa la nota de prensa–, la encuesta muestra que dos tercios del total de consultados se reconocen como mestizos; en cambio, solamente el 20 por ciento dice ser indígena-originario y el 5 por ciento se autoidentifica como blanco…
“El informe –sigue la nota– también señala que un 44 por ciento de los encuestados dice ‘sentirse parte’ de algún pueblo originario. Según los promotores del estudio, este dato muestra que los bolivianos ‘no ven contradictorio’ ser mestizo y al mismo tiempo pertenecer a alguna cultura indígena, principalmente quechua y aymara, las más importantes en el país. En cualquier caso, una amplia mayoría de los encuestados considera prioritaria la identidad nacional frente a lo indígena o lo regional…
“Así, un 76 por ciento –dice el matutino nacional– ve más importante “ser boliviano” que indígena y un 82 lo valora por encima de la identidad regional.” (La prensa: http://www.laprensa.com.bo/noticias/03-03-09/03_03_09_poli1.php)
Se me ocurren varias interpretaciones sobre el tema (ninguna teórica, ni académica, ni letrada)
La primera: es como si nos viéramos en un espejo y nos sorprendiéramos del volumen y la dimensión de lo que se ve reflejado (68% se considera mestizo ahora, frente al 62% que se consideraba de alguna étnica en el Censo de 2001)
La segunda, corolario de lo anterior, tiene que ver con las consignas que solemos seguir ciegamente los bolivianos, porque carecemos de instrucción cívica (incluyendo a TODOS los presidentes de los Comités Cívicos) y de pronto, cuando cambian las circunstancias (las consignas), opinamos incluso lo antagónico.
La tercera, es que si tenemos que guiarnos por la opinión generalizada, con razón la política del entusiasmo compulsivo, ahonda el acelerado subdesarrollo de Bolivia.
La cuarta, merece un exabrupto como: ¿qué ca...”pí”!, hacemos con los “pí” artículos de los privilegios indigenistas en la nueva CPE?
Hasta ahora he visto un país fatigado en consolidar su “diseño para boicotear”; como la absurda idea de no reactivar molinos de trigo, porque pertenecen a los “ricos” y preferir importar harina desde Argentina (los guachos chochos porque tienen bolivianos que les compran sus remanentes de los commoditties), indirectamente refuerzan el modelo neoliberal de globalización del mercado y boicotean el circuito económico nacional.
El diseño del boicot, refleja después, porcentajes como el de la nota, porque la práctica (el boicot) se institucionaliza cada vez que los comités cívicos, los gremios, los movimientos sociales, las instituciones, los gobiernos municipales, departamentales y nacional, operan de manera corporativa (se acomodan y se protegen, en detrimento del colectivo social, del Bien Común)
Un país de boicot exige que nos acostumbremos –como dijo García Lineras– no sólo a la presencia de los militares en función de policía y ministerio del interior sobre nuestras calles, sino también a los espejos que mostrarán, en encuestas y estudios serios como el de UNdef, lo distorsionado de nuestro país.
Un país de boicot exige que nos traguemos sapos y culebras, que votemos como borregos: por el Sí o por el No, para hacernos aprobar constituciones, leyes y estatutos a medias y amarrados: concesiones mayores que el plato de lentejas bíblico (pérdida de la primogenitura)
Un país de boicot vive y se alimenta de la práctica del espejo distorsionado, del espejo de las consignas, del espejo de los regionalismos y los prejuicios.
Si ayer un 62% dijimos que éramos pertenecientes a alguna étnia y ahora un 68% (de los mismos bolivianos) decimos que somos mestizo, simple y llanamente en alguna parte nos engañamos, en alguna parte nos auto-boicoteamos y nos boicotean.
La primera condición para ser Nación boliviana, es que nos miremos al espejo, nos reconozcamos y nos aceptemos: con la verruga y la nariz torcida; que nos tratemos bien y no mal como hasta ahora, donde incluso el Dengue se campea como perro por su casa, por la ausencia, ineficiencia, cinismo, improvisación y falta de respeto por parte de las autoridades, que no encuentran ningún freno: ni de rechazo, ni de molestia, ni de reclamo de parte nuestra (con esta actitud poco cívica, reforzamos su práctica corporativa)
Los porcentajes cambiantes de las encuestas que vengan, seguirán corroborando un estado de ineficiencia colectiva y una vocación por el reforzamiento al boicot.